Educacion: la autoridad sorda y la deuda pendiente.
Nuevamente hemos visto como los llamados liceos emblemáticos de Santiago han vuelto a tomar la batuta para dejar en evidencia las falencias del sistema educativo chileno y las leyes que sustentan la actual desigualdad en el acceso a la educación. La reacción de los alumnos no es antojadiza ni obedece a protestas aisladas sin un fundamento, si bien podemos disentir en cómo se canaliza el descontento que por lo general se refleja en la toma de los recintos y la paralización de actividades, no debemos dejar de ver el fondo del problema el cual radica en la nula disponibilidad del gobierno y de los parlamentarios en afrontar la cirugía mayor que implica la reforma al sistema educativo chileno.
Hemos visto como la recién estrenada ley general de educación solo significo cambios en la puntuación de la antigua normativa, sin aportar soluciones concretas para frenar la desigualdad existente entre el sector público y el privado ya que con las modificaciones solo se salvaguarda los intereses económicos tanto del estado como del privado creyendo ilusamente que el mayor control a los sostenedores y administradores en la forma que invierten los recursos que otorga el estado podrá detener las extensión de la brecha o en su defecto asegurara una educación de calidad y por otro lado creyendo que profesionales de otras áreas ajenas a la pedagogía aumentaran el nivel de aprendizaje de los alumnos, resumen; se sigue tapando el sol con un dedo.
A mi juicio, las medidas y los recursos adquieren un efecto mínimo ya que se estas inversiones pasan por la administración de municipalidades que en muchos casos están QUEBRADAS por lo tanto no pueden afrontar, primero, los costos necesarios en infraestructura y recursos, y segundo la oportuna cancelación de los servicios de los profesores. Es una práctica instaurada la de los municipios el contratar docentes por el minimo de horas pedagogicas o para realizar remplazos, cancelando sueldos miserables, retrasando el pago de los bonos, y lo que me parece aun más indignante desconociendo o peor aun ignorando la deuda histórica que el estado aun mantiene con los profesores desde antes del proceso de municipalización, siendo finalmente el responsable del desprestigio social que la profesión pedagógica a adquirido en nuestro país, ya que si el estado no los dignifica ¿entonces quien?
Me duele profundamente constatar la desidia y la ignorancia de autoridades (como Pablo Zalaquet o la Ministra Mónica Jiménez) quienes en un acto de soberbia e ignorancia busca mediante el miedo a perder un año o a las eventuales represalias, reanudar las clases en estos colegios, y no me duele porque considere que tales medidas sean aplicadas por la presión y el temor, sino porque aquellos alumnos que pierden clases hoy aunque estudien ocho años de enseñanza media jamás podrán superar a un alumno que estudio cuatro en un colegio privado del oriente de Santiago y porque demuestra la obtusa mirada de las autoridades que privilegian la cantidad de horas trabajadas por sobre la calidad de las mismas.
Quizás la forma de protestar no sea la correcta pero entonces que hacemos cuando nuestras propias autoridades ignoran el problema de fondo radicado en una municipalización educacional deficiente, un sistema de subvención desigual o lo que es peor padecen de la llamada “Otis testiculosis” es decir escuchan lo que la gente quiere, pide y necesita pero se hacen los hueones para no comprometer los intereses partidistas y económicos. Sin lugar a dudas un tema pendiente y seguramente ignorado en su fondo en el actual escenario electoral.
Hemos visto como la recién estrenada ley general de educación solo significo cambios en la puntuación de la antigua normativa, sin aportar soluciones concretas para frenar la desigualdad existente entre el sector público y el privado ya que con las modificaciones solo se salvaguarda los intereses económicos tanto del estado como del privado creyendo ilusamente que el mayor control a los sostenedores y administradores en la forma que invierten los recursos que otorga el estado podrá detener las extensión de la brecha o en su defecto asegurara una educación de calidad y por otro lado creyendo que profesionales de otras áreas ajenas a la pedagogía aumentaran el nivel de aprendizaje de los alumnos, resumen; se sigue tapando el sol con un dedo.
A mi juicio, las medidas y los recursos adquieren un efecto mínimo ya que se estas inversiones pasan por la administración de municipalidades que en muchos casos están QUEBRADAS por lo tanto no pueden afrontar, primero, los costos necesarios en infraestructura y recursos, y segundo la oportuna cancelación de los servicios de los profesores. Es una práctica instaurada la de los municipios el contratar docentes por el minimo de horas pedagogicas o para realizar remplazos, cancelando sueldos miserables, retrasando el pago de los bonos, y lo que me parece aun más indignante desconociendo o peor aun ignorando la deuda histórica que el estado aun mantiene con los profesores desde antes del proceso de municipalización, siendo finalmente el responsable del desprestigio social que la profesión pedagógica a adquirido en nuestro país, ya que si el estado no los dignifica ¿entonces quien?
Me duele profundamente constatar la desidia y la ignorancia de autoridades (como Pablo Zalaquet o la Ministra Mónica Jiménez) quienes en un acto de soberbia e ignorancia busca mediante el miedo a perder un año o a las eventuales represalias, reanudar las clases en estos colegios, y no me duele porque considere que tales medidas sean aplicadas por la presión y el temor, sino porque aquellos alumnos que pierden clases hoy aunque estudien ocho años de enseñanza media jamás podrán superar a un alumno que estudio cuatro en un colegio privado del oriente de Santiago y porque demuestra la obtusa mirada de las autoridades que privilegian la cantidad de horas trabajadas por sobre la calidad de las mismas.
Quizás la forma de protestar no sea la correcta pero entonces que hacemos cuando nuestras propias autoridades ignoran el problema de fondo radicado en una municipalización educacional deficiente, un sistema de subvención desigual o lo que es peor padecen de la llamada “Otis testiculosis” es decir escuchan lo que la gente quiere, pide y necesita pero se hacen los hueones para no comprometer los intereses partidistas y económicos. Sin lugar a dudas un tema pendiente y seguramente ignorado en su fondo en el actual escenario electoral.