viernes, 17 de septiembre de 2010

El docent en la era del conocimiento


Con el paso de los años la educación como fenómeno social ha ido acumulando una estructura que se caracteriza por su rigidez, los curriculum son documentos casi dogmaticos y existe la paranoica tendencia de abarcar todas las aristas de este, sabiendo que es imposible. Por otro lado las exigencias de las unidades educativas sobrepasan por mucho a las capacidades de los profesores, en resumen la carrera profesional que desde mediados de siglo había alcanzado un carisma apostólico, hoy se vuelve difícilmente sostenible por las pesadas, desmedidas y poco coherentes cargas del sistema. Así que no es de extrañar que pasado el tiempo muchos profesores terminen optando por caminos disimiles al del aula, o simplemente desertando en sus años de estudio cambiando a cualquier otra carrera donde el campo permita un mayor desarrollo económico pero también sicológico personal; sea como sea el ámbito económico siempre ha sido la deuda pendiente con los docentes nacionales.

Sin embargo y a pesar de la cruda realidad comienza a ser necesario derribar paradigmas instaurados en los últimos cincuenta años y que han dejado a la carrera docente en su poco decoroso lugar en la sociedad. Partamos asumiendo que la educación puede ser un negocio rentable, pero no desde el punto del mercado, donde quienes pueden pagar adquieren mejor calidad en educación, me refiero a diversificar nuestras funciones y actividades como educadores, creando nuevos espacios innovadores y que no necesariamente pasan por la sala de clases. Esto es porque gozamos de un título académico importante, somos licenciados en educación, ósea, manejamos el arte de transmitir ideas y generar cambio mediante el conocimiento, por lo tanto debemos entender que poseemos enormes capacidades creativas para diseñar metodologías nuevas, pero también para ofrecer servicios educativos especiales, solamente hay que mirar mas allá de la simple clase como la conocemos actualmente para darse cuenta que cada día las empresas necesitan formar a sus trabajadores, pero en la base de mecanismos de aprendizaje acordes a la realidad del individuo que es mucho mas permeable a un nuevo sistema educativo distinto al formal del colegio. En estas áreas podemos mencionar consultorías en calidad, diseño conceptual organizacional, formulación de mapas estratégicos, diseño de indicadores de gestión, diagnóstico, diseño y formulación de planes para la implementación de sistemas de gestión de calidad y sistemas de información, diagnóstico de gente y cultura, reingeniería, auditorías de calidad de servicio y mil cosas más.

Como podemos ver hay que reencantarnos con nuestra materia y con nuestras capacidades sin perder nuestra identidad propia, diversificando nuestro campo de acción a todo aquel que requiera del simple acto de transmitir conocimiento. Debemos reencantarnos con la pedagogía porque es un engranaje vital en la nueva era del conocimiento donde la tecnología actual hará variar los paradigmas que han sustentado nuestra profesión generando un escenario nuevo para desarrollarnos como individuos a la vanguardia de estos importantes cambios sociales.

Reencantarse pasa también por una actitud de no perder nuestra identidad personal, debemos permitirnos el impregnar nuestro trabajo de aquellas cosas que nos definen como personas, si bien este punto es particularmente complicado, al estar insertos en un sistema educacional de particular rigidez, no es menos cierto que muchos escogimos la carrera docente por vimos en ella un nicho donde podíamos desarrollar nuestras capacidades y donde sentimos que podríamos ser un aporte real a la formación de una sociedad mejor. Pues bien, esos valores que nos impulsaron a escoger esta carrera son los que deber ser permanentes. El docente debe gozar de mayor libertad de expresión, mayor poder de autonomía y por sobretodo entender que la sala de clases es un inmenso laboratorio donde podemos mezclar nuestras propias inquietudes y potencialidades con la de quienes debemos educar.

Las múltiples razones que nos han hecho dudar de nuestra vocación deben ser miradas como pasajeras, el futuro esta lleno de nuevas oportunidades para ampliar los horizontes de la labor educativa, continuar creando nuevas y mejores metodologías didácticas pero también entendiendo de que como seres humanos sociales necesitamos desarrollarnos en libertad en la carrera profesional que escogimos, y la pedagogía es siempre un campo antiguo pero eternamente novedoso.

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